miércoles, 28 de enero de 2009
GUINEA ECUATORIAL...¿QUÉ ESTÁ PASANDO?
Alguien dijo una vez que 'Lo único que necesita elmal para triunfar, es que los hombres buenos no hagan nada'.Es posible que algunos ya lo conozcáis pero no está de más recordarlo. Al fin y al cabo también nosotros le sostenemos. Me llamo Fernando Gamboa. El motivo de este mensaje, es mi deseo de compartir con lamayor cantidad de personas posibles, todo aquello que he averiguado en varios meses de investigación. Lo que a continuación detallo, aunque pueda parecer exagerado o tendencioso (cuando nosimplemente increíble), es rigurosamente cierto y puede ser contrastado por lasfuentes que cito. A muy pocos les debe sonar un pequeño país llamado Guinea Ecuatorial, aún menos sabrían dónde situarlo en un mapa de África, y serán contados los que recuerden que, hasta hace exactamente cuarenta años, los ecuatoguineanos erantan ciudadanos españoles como un alicantino o un gaditano. Por entonces, Guinea Ecuatorial era una provincia más deEspañaenclavada en la costa Africana del Golfo de Guinea;'La perla de África' lal lamaban.Hoy, cuatro decenios después de su independencia, bajo el yugo dictatorial de la familia Obiang Nguema y con el beneplácito de las grandes potencias cuyas empresas explotan sus campos de petróleo y expolian sus reservas madereras, Guinea Ecuatorial se ha convertido en uno de los países más subdesarrollados y corruptos del mundo, y el pueblo ecuatoguineano en uno de los más aterrorizados a manos de su propio gobierno.El actual presidente de Guinea Ecuatorial Teodoro Obiang Nguema, quien lleva 29 largos años en el poder tras ejecutar al anterior presidente (su propio tío, otro asesino), ha saqueado, robado y asesinado sistemáticamente hasta extremos inconcebibles, amasando una fortuna que lo convierte en uno de los hombres más ricos del planeta, en uno de los países más pobres de África. Aunque para ser exactos, no puede decirse que el país en sí sea pobre,pues alberga una de las mayores reservas petrolíferas del continente, cuyos beneficios de explotación reportan al régimen guineano miles de millones deeuros. Lo que sucede, es que la familia Obiang se queda con ABSOLUTAMENTE TODO lo que pagan gobiernos y petroleras extranjeras (norteamericanas y chinas sobre todo) por los derechos de extracción. Pero aunque parezca mentira, la familia Obiang no se limita sólo a quedarse con esa ingente cantidad de dinero, sino que además se dedican a robar propiedades privadas (se han apoderado aproximadamente la mitad de los terrenos edificables delpaís, y no han pagado un céntimo por ellos), salarios (muchos trabajadores han de pagar a la familia del presidente gran parte de lo que ganan) o negocios de los guineanos no afines al gobierno o a la familia Obiang (que al fin y al cabo es lo mismo), cuya ignominia llega al punto de despojar impune y caprichosamente a sus empobrecidos compatriotas de cualquier bien que posean sin justificación alguna. Teodoro Obiang y su clan gobiernan Guinea Ecuatorial como lo haría un esclavista con su hacienda. Para ellos, los ciudadanos guineanos son esclavos a su disposición, y el país una finca privada que saquear sin tener que darcuentas a nadie. A pesar del río de dinero que fluye desde este desdichado rincón de África, sus habitantes no disponen de servicios sanitarios, educación, seguridad o justicia. Por ejemplo,ante cualquier emergencia médica el Hospital de Malabo es la única opción de asistencia, pero eso sí, bajo ciertascondiciones como: pagar laestancia y el tratamiento poradelantado, y además, llevar todo lo necesario para dicha estancia y tratamiento (y con todo, me refiero a TODO: desde las jeringas o medicamentos necesarios, al colchón, las sábanas o lacomida). Sin ir más lejos, cuando hace unos años estuve en Guinea, para realizarle a mi pareja un análisis de sangre el método de extracción consistió en hacerle un corte en la mano con un trozo de cristal. Pero, por inaceptable que resulte, esto es sólo el principio, y ni mucho menos la peor parte. Lo que convierte a Teodoro Obiang (conocido como 'El Jefe') y sus acólitos no sólo en ladrones, si no en peligrosos criminales, es la política de detenciones arbitrarias, encarcelamientos injustificados,torturas y asesinatos cometidos contra sus propios ciudadanos. Se calcula que durante su mandato, el actual gobierno guinea no ha exterminado a nada menos que el 10% de la población delpaís, y una cantidad indeterminada ha desaparecido o se encuentra encarcelada ilegalmente y sin juicio previo. Según el último informe de Amnistía Internacional, losdetenidos porla policía y el ejército son torturados sistemáticamente con métodos tan brutales como mutilaciones, rotura de huesos, violaciones, descargas eléctricas en los genitales o, atención: clavar tenedores en la vagina de las detenidas...Y para quien guste de datos e imparciales estadísticas, ahí van unas cuantas.- Guinea Ecuatorial produce 400.000 barriles diarios de petróleo- Exporta casi 1.000.000 de metros cúbicos de madera tropical al año.- Su Renta per Cápita la sitúa en el número 38 del ranking mundial (por encima de Kuwait o Arabia Saudita)- En cambio, en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU ocupa el puesto 121.- El 151 sobre 163 en corrupción, según Transparency International- La esperanza de vida es de sólo 43,3 años, según Amnistía Internacional.- La élite gobernante posee alrededor del 98% de la rentanacional- El 80% de la población vive con menos de 20 euros al mes.- El gobierno de Obiang ha convertido a Guinea Ecuatorialen el centro del tráfico de drogas de África Occidental.-Teodoro Obiang ganó las últimas elecciones con un 99,5% de los votos. Los 13 partidos políticos autorizados,estaban formados por miembros del gobierno.- En una reciente visita a Estados Unidos, la secretaria de estado Condoleezza Rice describió a Obiang como 'buen amigo'.- En Julio de 2003, la radio estatal anunció que: 'El presidente es un dios que está encontacto permanente con el todopoderoso, y puede matar a cualquiera sin que nadie lepida cuentas y sin ir al infierno, porque es el Dios mismo'Sobran comentarios.Y lo que personalmente hace que esta vergüenza común me resulte aún más dolorosa, es que el pueblo guineano, uno de los más amables,hospitalarios y generosos que he conocido, haya sido, como cité alprincipio, parte integrante del estado español. La atropellada y negligente descolonización de Guinea Ecuatorial por parte de Españaen 1968, es el origen de la inadmisible situación que ahora sufren los guineanos y ala que hoy asistimos con absoluta indiferencia y desafecto. Pero hay que recordar que los ecuatoguineanos no sólo siguen hablando en castellano, sino que muchas de sus costumbres, celebraciones y tradiciones siguen siendolasmismas que las nuestras. Sus hijos cantan las mismas canciones quecantan los nuestros en el colegio, sus bromas son las mismas, hasta sus palabrotas son las mismas que las nuestras. Son, por decirlo así, unos primos cercanos de los que nos hemos olvidado totalmente, una parte denuestra familia de la que nos hemos desentendido, ajenos y a vecescómplicesde un castigo que de ningún modo merecen. Porque probablemente, mientras lee este mensaje, una anciana agonizando de malaria pide un médico que nunca llegará. Un niño está preguntando dónde están sus padres desaparecidos.Una mujer implora a Dios que la mate, mientras esviolada y torturada salvajemente en una comisaría.Y cada día, Guinea Ecuatorial se hunde un poco más en las tinieblas.Cada día, nuestra ignorancia nos hace más culpables. Cada día cuenta. Alguien dijo una vez que 'Lo único que necesita el mal para triunfar, es que los hombres buenos no hagan nada'.Quizá este sea un buen momento, para averiguar qué tipo de hombres y mujeres somos en realidad.Y si te estás diciendo en esteinstante 'Pero bueno,¿y yo que puedo hacer? Aquello está muy lejos'. Locierto es que, por desgracia, no vas mal encaminado.Guinea Ecuatorial esvíctima de la maldición del petróleo, y como puedes imaginar, estados comoChina,U.S.A. o Francia harán todo lo posible para mantener a Obiang en su poltrona y así garantizar un suministro fiablede crudo para sus compañías petroleras. Así que será muy difícil cambiar las cosas a corto plazo en la maltratada pero aún hermosa Guinea.Y sin embargo, sí hay algo que podemoshacer por aquella gente: correr la voz. Estos dictadores de opereta, sólo se mantienen gracias al desconocimiento que tiene el resto del mundo delasfechorías que cometen. Cuantos más de nosotros sepamos lo que sucede, y por qué sucede, más probabilidades hay de que un día quizá no muy lejano, seamos suficientes para decir basta. Cuando políticos propios y ajenos sientan vergüenza de tratar con asesinos como Obiang, o descubran que darse abrazos dictadores que no respetan los más elementales derechos humanos tiene un costo político que sus votantes les van a hacer pagar, puede que las cosascambien, y entre todos expulsemos de una vez por todas a esos demonios del paraíso. FERNANDO GAMBOA
martes, 27 de enero de 2009
LA SALUD TAMBIÉN VIAJA
En esta página web podéis encontrar lo que debeis saber antes de realizar prácticas internacionales de cooperación:
http://www.msc.es/lasaludtambienviaja
http://www.msc.es/lasaludtambienviaja
viernes, 23 de enero de 2009
Hungry Planet: ¿qué comen las familias del mundo?
En "Hungry Planet: what the world eats", el fotógrafo Peter Menzel ofrece un estupendo estudio gastronómico y fotográfico sobre la comida de diferentes países de todos el mundo.
El autor colaboró con 30 familias de 24 países, describiendo y fotografiando la comida que compraban durante una semana.
Se trata de hacer una comparación entre la cultura alimentaria de los varios países, donde podemos ver el contraste entre los comedores de Big Macs, la familia de una madre y cuatro niños de Chad que sobreviven con 1.44 dólares a la semana o la familia alemana de 4 miembros que se gasta 494 dolares en una semana.
http://www.slide.com/r/OSbf6swD4D-5RsL3PoRoJY1Q-EGhWi43?view=original
domingo, 18 de enero de 2009
sábado, 17 de enero de 2009
GAZA Y LA DEGRADACIÓN MORAL DE OCCIDENTE
Hoy dejamos un artículo publicado en El País (17 de enero de 2009) y escrito por Jerónimo Páez (Director de la Fundación Legado Andalusí) que refleja la dejadez del mundo occidental y la impunidad de Israel ante una catástrofe humanitaria, sustentado sobre la vieja dicotomía del bien y el mal.
"Más allá de cualquier sofisma, de las provocaciones de Hamás y el lanzamiento de sus cohetes caseros, de cualquier absurda manifestación negando el Holocausto, la invasión de Gaza es una masacre inadmisible. Mucho ha debido degradarse la sociedad israelí, o demasiado odio se le ha inculcado, para que esta locura cuente con el apoyo mayoritario de la población.Israel considera desde hace años que tiene el derecho de intervenir en los Estados vecinos -ya sea el Líbano, Siria o Palestina-, ampliar sus fronteras y aniquilar a quien se oponga a sus pretensiones o intereses, mientras lo haga bajo el sacrosanto paraguas protector de la lucha contra el terrorismo. Aceptando sus planteamientos, podríamos llegar a la inadmisible conclusión de que la India debería bombardear Karachi tras los atentados de Bombay o el Gobierno de España los lugares donde se esconden, o son protegidos, los terroristas de ETA.
Es indudable que Israel tiene el derecho de defender a sus ciudadanos y su territorio. Pero también lo tienen los palestinos. Olvidamos que los israelíes rara vez han estado dispuestos a reconocerlos, han violado repetidamente las recomendaciones de Naciones Unidas, han establecido asentamientos en los territorios ocupados y se han negado a compartir Jerusalén y aceptar el regreso de los refugiados. Finalmente, han cercado el territorio palestino y lo han convertido en una cárcel abierta en la que sus comandos militares pueden cometer todo tipo de depredaciones y asesinatos selectivos.
Ahora, han hecho de la franja de Gaza un verdadero infierno, con centenares de muertos y miles de heridos, una trampa mortal de donde no se puede salir y donde ni siquiera se puede socorrer a los heridos. La dirigente "moderada" israelí y ministra Tzipi Livni se ha atrevido a decir en Francia, ante un impasible Sarkozy, que "no hay ningún problema humanitario en Gaza". Se puede falsear el discurso pero no las fotografías, que claman al cielo.
Esta destrucción no sería posible si no contara con la pasividad de las grandes potencias y el apoyo expreso de Estados Unidos. Bush ha afirmado que "el estallido de violencia ha sido instigado por Hamás y la actuación de Israel es la justa respuesta al lanzamiento de cohetes". Los países europeos se han limitado a expresar diplomáticamente su tibio rechazo, y poco se puede decir del silencio cómplice de Rusia y China o de los países arabo-musulmanes, incapaces de presentar un frente unido y una drástica oposición. Penoso es el panorama mediático en Occidente que, salvo excepciones, presenta a Israel como víctima, y no como verdugo. Algunos delos artículos publicados por los llamados "filósofos franceses" André Glucksmann y Bernard-Henri Lévy rozan el fascismo. En cuanto a los intelectuales israelíes antaño comprometidos con la paz, como David Grossman, se han limitado a pedir que el Ejército israelí no se exceda en la represión. En parecidos términos se han pronunciado la mayoría de los analistas europeos o norteamericanos. El "mundo civilizado" ha dado la espalda a Gaza, lo que es una vergüenza, y juega a favor de la represión.
Pero esta situación no es nueva. La escalada militar, tratando de destruir a toda costa la creación de un Estado palestino o reducirlo a la más mínima expresión, comenzó ya en la época de Sharon, como exhaustivamente explica Avi Shlaim en El muro de hierro. Ehud Olmert, el sucesor de Sharon en el Gobierno, que carecía de autoridad y prestigio, no ha sido sino un títere en manos del Ejército israelí, que es el que realmente gobierna, apoyado por la extrema derecha y la radicalización de gran parte de la sociedad israelí, sobre todos los colonos.
El ataque a Gaza, que supone un salto cualitativo y sirve además para infligir un terrible castigo al pueblo palestino, no se debe al radicalismo de Hamás y al lanzamiento de sus cohetes caseros, que poco pueden afectar al todopoderoso Estado de Israel. Basta con ver la diferencia abismal entre los daños que han sufrido los palestinos en comparación con los israelíes.
La invasión, al igual que la de Irak por Estados Unidos, estaba decidida de antemano. Los soldados israelíes se han ido ejercitando durante meses en el desierto de Néguev sobre maquetas reducidas de la franja de Gaza, como han reconocido sus portavoces militares. "Hemos asestado hasta la fecha -dirán- duros golpes a los milicianos de Hamás, pero falta rematarlos". La excusa estaba servida con las provocaciones de Hamás, pero faltaba el momento. Ninguno más propicio que el de la transición en la presidencia norteamericana, además de la duda de si un Barack Obama en el poder sería tan condescendiente con Israel como Bush.
Los israelíes han querido demostrar al mundo occidental, a los países de la zona, y especialmente a su gran enemigo, Irán, que nada ni nadie les va a impedir atacar cualquier objetivo o país que ellos consideren que pueda poner en peligro su supervivencia. Lo que preocupa al Ejército israelí no es Hamás, sino Irán, el país islámico más poderoso de la región, cuyo liderazgo se ha reforzado tras el ascenso del chiismo en Irak y de Hezbolá en el Líbano, y, sobre todo, porque está a punto de convertirse en un Estado nuclear. El ex ministro de Defensa israelí Benjamin Ben-Eliezer ya avisó a los norteamericanos de que Irak era un problema, pero que ellos consideraban a Irán un país "mucho más peligroso" para su seguridad. Recientemente, Daniel Finkelstein, nieto de uno de los fundadores del Estado de Israel, ha escrito en The Times de Londres: "Como quiera que Irán está a punto de conseguir armamento nuclear y, por tanto, el potencial para provocar un nuevo Holocausto, son preferibles las transgresiones de Israel que la pasividad mundial ante esta situación".
Dado que no parece que Irán, cuyo Gobierno no es precisamente democrático ni respetuoso con los derechos humanos, vaya a detener su programa nuclear -ahora es todavía más difícil-, quizás nos encaminemos hacia una situación mucho más conflictiva en el futuro.
Occidente, y también Barack Obama, ha cometido un doble error. El primero, moral, por no haber tenido la valentía de denunciar claramente esta tragedia, y el segundo, el tremendo error estratégico de permitir que los halcones israelíes crean que tienen las manos libres y carta blanca para actuar militarmente, y sin restricción alguna, en la defensa de lo que consideren sus intereses, aunque ello implique una confrontación global en la zona.
No hay demasiados motivos para la esperanza. Si, de una vez por todas, la comunidad internacional no reacciona e impide este tipo de actuaciones unilaterales, es de temer que la única paz que se consiga sea la de los cementerios."
"Más allá de cualquier sofisma, de las provocaciones de Hamás y el lanzamiento de sus cohetes caseros, de cualquier absurda manifestación negando el Holocausto, la invasión de Gaza es una masacre inadmisible. Mucho ha debido degradarse la sociedad israelí, o demasiado odio se le ha inculcado, para que esta locura cuente con el apoyo mayoritario de la población.Israel considera desde hace años que tiene el derecho de intervenir en los Estados vecinos -ya sea el Líbano, Siria o Palestina-, ampliar sus fronteras y aniquilar a quien se oponga a sus pretensiones o intereses, mientras lo haga bajo el sacrosanto paraguas protector de la lucha contra el terrorismo. Aceptando sus planteamientos, podríamos llegar a la inadmisible conclusión de que la India debería bombardear Karachi tras los atentados de Bombay o el Gobierno de España los lugares donde se esconden, o son protegidos, los terroristas de ETA.
Es indudable que Israel tiene el derecho de defender a sus ciudadanos y su territorio. Pero también lo tienen los palestinos. Olvidamos que los israelíes rara vez han estado dispuestos a reconocerlos, han violado repetidamente las recomendaciones de Naciones Unidas, han establecido asentamientos en los territorios ocupados y se han negado a compartir Jerusalén y aceptar el regreso de los refugiados. Finalmente, han cercado el territorio palestino y lo han convertido en una cárcel abierta en la que sus comandos militares pueden cometer todo tipo de depredaciones y asesinatos selectivos.
Ahora, han hecho de la franja de Gaza un verdadero infierno, con centenares de muertos y miles de heridos, una trampa mortal de donde no se puede salir y donde ni siquiera se puede socorrer a los heridos. La dirigente "moderada" israelí y ministra Tzipi Livni se ha atrevido a decir en Francia, ante un impasible Sarkozy, que "no hay ningún problema humanitario en Gaza". Se puede falsear el discurso pero no las fotografías, que claman al cielo.
Esta destrucción no sería posible si no contara con la pasividad de las grandes potencias y el apoyo expreso de Estados Unidos. Bush ha afirmado que "el estallido de violencia ha sido instigado por Hamás y la actuación de Israel es la justa respuesta al lanzamiento de cohetes". Los países europeos se han limitado a expresar diplomáticamente su tibio rechazo, y poco se puede decir del silencio cómplice de Rusia y China o de los países arabo-musulmanes, incapaces de presentar un frente unido y una drástica oposición. Penoso es el panorama mediático en Occidente que, salvo excepciones, presenta a Israel como víctima, y no como verdugo. Algunos delos artículos publicados por los llamados "filósofos franceses" André Glucksmann y Bernard-Henri Lévy rozan el fascismo. En cuanto a los intelectuales israelíes antaño comprometidos con la paz, como David Grossman, se han limitado a pedir que el Ejército israelí no se exceda en la represión. En parecidos términos se han pronunciado la mayoría de los analistas europeos o norteamericanos. El "mundo civilizado" ha dado la espalda a Gaza, lo que es una vergüenza, y juega a favor de la represión.
Pero esta situación no es nueva. La escalada militar, tratando de destruir a toda costa la creación de un Estado palestino o reducirlo a la más mínima expresión, comenzó ya en la época de Sharon, como exhaustivamente explica Avi Shlaim en El muro de hierro. Ehud Olmert, el sucesor de Sharon en el Gobierno, que carecía de autoridad y prestigio, no ha sido sino un títere en manos del Ejército israelí, que es el que realmente gobierna, apoyado por la extrema derecha y la radicalización de gran parte de la sociedad israelí, sobre todos los colonos.
El ataque a Gaza, que supone un salto cualitativo y sirve además para infligir un terrible castigo al pueblo palestino, no se debe al radicalismo de Hamás y al lanzamiento de sus cohetes caseros, que poco pueden afectar al todopoderoso Estado de Israel. Basta con ver la diferencia abismal entre los daños que han sufrido los palestinos en comparación con los israelíes.
La invasión, al igual que la de Irak por Estados Unidos, estaba decidida de antemano. Los soldados israelíes se han ido ejercitando durante meses en el desierto de Néguev sobre maquetas reducidas de la franja de Gaza, como han reconocido sus portavoces militares. "Hemos asestado hasta la fecha -dirán- duros golpes a los milicianos de Hamás, pero falta rematarlos". La excusa estaba servida con las provocaciones de Hamás, pero faltaba el momento. Ninguno más propicio que el de la transición en la presidencia norteamericana, además de la duda de si un Barack Obama en el poder sería tan condescendiente con Israel como Bush.
Los israelíes han querido demostrar al mundo occidental, a los países de la zona, y especialmente a su gran enemigo, Irán, que nada ni nadie les va a impedir atacar cualquier objetivo o país que ellos consideren que pueda poner en peligro su supervivencia. Lo que preocupa al Ejército israelí no es Hamás, sino Irán, el país islámico más poderoso de la región, cuyo liderazgo se ha reforzado tras el ascenso del chiismo en Irak y de Hezbolá en el Líbano, y, sobre todo, porque está a punto de convertirse en un Estado nuclear. El ex ministro de Defensa israelí Benjamin Ben-Eliezer ya avisó a los norteamericanos de que Irak era un problema, pero que ellos consideraban a Irán un país "mucho más peligroso" para su seguridad. Recientemente, Daniel Finkelstein, nieto de uno de los fundadores del Estado de Israel, ha escrito en The Times de Londres: "Como quiera que Irán está a punto de conseguir armamento nuclear y, por tanto, el potencial para provocar un nuevo Holocausto, son preferibles las transgresiones de Israel que la pasividad mundial ante esta situación".
Dado que no parece que Irán, cuyo Gobierno no es precisamente democrático ni respetuoso con los derechos humanos, vaya a detener su programa nuclear -ahora es todavía más difícil-, quizás nos encaminemos hacia una situación mucho más conflictiva en el futuro.
Occidente, y también Barack Obama, ha cometido un doble error. El primero, moral, por no haber tenido la valentía de denunciar claramente esta tragedia, y el segundo, el tremendo error estratégico de permitir que los halcones israelíes crean que tienen las manos libres y carta blanca para actuar militarmente, y sin restricción alguna, en la defensa de lo que consideren sus intereses, aunque ello implique una confrontación global en la zona.
No hay demasiados motivos para la esperanza. Si, de una vez por todas, la comunidad internacional no reacciona e impide este tipo de actuaciones unilaterales, es de temer que la única paz que se consiga sea la de los cementerios."
viernes, 9 de enero de 2009
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