lunes, 21 de diciembre de 2009

80 días o tik, tik, tik

En el curso 2004-2005, un grupo de estudiantes de la Diplomatura en Turismo de la Universidad de Granada decidió iniciar un proyecto para promover la consecución de objetivos comunes. Se propusieron crear una asociación para trabajar unidos. Entendían que en soledad, individualmente, no podrían alcanzar lo que querían. Trabajaron por el "nosotros" y consiguieron crear una asociación a la que bautizaron con un bonito y sugerente nombre: "80 días".
Desde entonces, han pasado más de 80 días y Sara, Eva y Elena, algunas de las alumnas fundadoras de esta asociación, se mueven en su particular aventura vital, lejos ya de asociaciones estudiantiles. Juanjo también trabajó por la asociación. Y Marina. Y Jalfo...y muchos más. La semilla está plantada y se consiguieron algunas cosas a través de esta asociación. Está esperando la implicación de los alumnos/as que todavía estáis por los pasillos de la facultad. Mientras os lo pensáis, os dejo un texto de Eduardo Galeano que leyó en el foro de Porto Alegre, alternativo al Foro Económico Mundial:


TIK, TIK, TIK

Eduardo Galeano, 2007

"¿Cuántos son los arcángeles de la paz que nos defienden de los demonios de la guerra? Cinco. Los cinco países que tienen derecho de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Y esos custodios de la paz son, además, los principales fabricantes de armas. En buenas manos estamos.

¿Y cuántos son los dueños de la democracia? Los pueblos votan, pero los banqueros vetan. Una monarquía de triple corona reina sobre el mundo. Cinco países toman las decisiones en el Fondo Moneta- rio Internacional. En el Banco Mundial mandan siete. En la Organización Mundial de Comercio todos los países tienen derecho de voto, pero jamás se vota. Estas organizaciones, que gobiernan el mundo, merecen nuestra gratitud: ellas ahogan a nuestros países, pero después nos venden salvavidas de plomo.
En 1995 la American Psychiatric Association publicó un informe sobre la patología criminal. ¿Cuál es, según los expertos, el rasgo más típico de los delincuentes habituales? La inclinación a la mentira. Y uno se pregunta: ¿No es éste el más perfecto identikit del poder universal?
¿Qué debe leerse, por ejemplo, donde dice: "libertad de trabajo"? Debe leerse: derecho de los empresarios a arrojar al tacho de la basura dos siglos de conquistas obreras. Se trabaja el doble a cambio de la mitad: horarios de goma, salarios enanos, despidos libres, y que Dios se ocupe de los accidentes, las enfermedades y la vejez. Las principales empresas multinacionales, Wal-Mart y McDonalds, prohíben expresamente los sindicatos. Quien se afilia a un sindicato pierde su empleo en el acto.
En el mundo de hoy, que castiga la honestidad y recompensa la falta de escrúpulos, el trabajo es objeto de desprecio. El poder se disfraza de destino, dice ser eterno, y mucha gente se baja de la esperanza como si fuera un caballo cansado. Por eso la elección de Lula a la presidencia del Brasil va mucho más allá de las fronteras de este país: la victoria de un obrero sindicalista, que encarna la dignidad del trabajo, ayuda a difundir las vitaminas que todos necesitamos contra la peste de la desesperanza.
Para que no se diga que en Porto Alegre nos reunimos los contreras y resentidos de siempre, aclaremos que en algo estamos de acuerdo con los más altos dirigentes del mundo: también nosotros somos enemigos del terrorismo. Estamos contra el terrorismo en todas sus formas. Podríamos proponer a Davos una plataforma común. Y acciones comunes para capturar a los terroristas, que empezarían por la pegatina, en todas las paredes del planeta, de carteles que digan Wanted:
-Se busca a los mercaderes de armas, que necesitan la guerra como los fabricantes de abrigos necesitan el frío.
-Se busca a la banda internacional que secuestra países y jamás devuelve a sus cautivos, aunque cobra rescates multimillonarios que el lenguaje del hampa llama servicios de deuda.
-Se busca a los delincuentes que en es-cala planetaria roban comida, estrangulan salarios y asesinan empleos.
-Se busca a los violadores de la tierra, a los envenenadores del agua y a los ladrones de bosques.
-Y también se busca a los fanáticos de la religión del consumo, que han desatado la guerra química contra el aire y el clima de este mundo.

El poder identifica valor y precio. Dime cuánto pagan por ti, y te diré cuánto vales. Pero hay valores que están más allá de cualquier cotización. No hay quien los compre, porque no están en venta. Están fuera del mercado, y por eso han sobrevivido. Porfiadamente vivos, esos valores son la energía que mueve los músculos secretos de la sociedad civil. Provienen de la memoria más antigua y del más antiguo sentido común. Este mundo de ahora, esta civilización del sálvese quien pueda y cada cual a lo suyo, está enferma de amnesia y ha perdido el sentido comunitario, que es el papá del sentido común. En épocas remotas, en lo más temprano de los tiempos, cuando éramos los bichos más vulnerables de la zoología terrestre, cuando no pasábamos de la categoría de almuerzo fácil en la mesa de nuestros vecinos voraces, fuimos capaces de sobrevivir, contra toda evidencia, porque supimos defendernos juntos y porque supimos compartir la comida. Hoy día es más que nunca necesario recordar esas viejas lecciones del sentido común.

Defendernos juntos, pongamos por caso, para que no nos roben el agua. El agua, cada vez más escasa, ha sido privatizada en muchos países, y está en manos de las grandes corporaciones multinacionales. (De aquí a poco, si seguimos así, también privatizarán el aire: por no pagarlo, no sabemos valorarlo y no merecemos respirarlo.) Para que el agua siga siendo un derecho, y no un negocio, una pueblada desprivatizó el agua en la región boliviana de Cochabamba. Las comunidades campesinas marcharon desde los valles y bloquearon la ciudad. Les contestaron a balazos. Pero a la larga, después de mucho pelear, recuperaron el agua, el riego de sus sembradíos, que el gobierno había entregado a una corporación británica. Esto ocurrió hace un par de años.

Defendernos juntos: hablando del agua, otro ejemplo más reciente. El petróleo mueve la sociedad de consumo, como se sabe, y, como también se sabe, tiene malas costumbres. Entre otras manías, se le da por derribar gobiernos, provocar guerras, intoxicar el aire y pudrir el agua. Hace poco, la marea negra, pegajosa y mortal, cubrió la mar y las costas de Galicia y más allá. Un barco petrolero se partió por la mitad y derramó miles y miles de litros de fuel oil, con la irresponsabilidad y la impunidad que se han vuelto costumbre en estos tiempos en que el mercado manda y el Estado no controla nada. Y entonces, ante un Estado ciego y un gobierno sordo, que no hizo más que encogerse de hombros, los músculos secretos de la sociedad civil desataron su energía: una multitud de voluntarios enfrentó la invasión enemiga a mano limpia, armada de palos y tachos y lo que se pudiera encontrar. Los voluntarios no derramaron lágrimas de cocodrilo ni pronunciaron discursos de teatro.

Defendernos juntos y compartir la comida: una tonelada de comida y de ropa llegó recientemente, en tren, al rincón más po-bre de la provincia argentina de Tucumán, donde hay niños que mueren de hambre. Y ese envío solidario provenía de los cartoneros, los pobres más pobres de Buenos Aires, que se ganan la vida revolviendo la basura pero son capaces de compartir lo poco, lo casi nada, que tienen.

¿Cuál es la palabra que más se escucha en el mundo, en casi todas las lenguas? La palabra yo. Yo, yo, yo. Sin embargo, un estudioso de las lenguas indígenas, Carlos Lenkersdorf, ha revelado que la palabra más usada por las comunidades mayas, la que está en el centro de sus decires y vivires, es la palabra nosotros. En Chiapas no-sotros se dice tik.


Para eso ha nacido y crecido este Foro Social Mundial, en la ciudad brasileña de Porto Alegre, modelo universal de la de-mocracia participativa: para decir nosotros. Tik, tik, tik"

Cuando se creó 80 días, se hizo pensando: tik, tik, tik....

¡FELICES FIESTAS!

miércoles, 16 de diciembre de 2009

MATICES

Una alumna me preguntó en clase al hilo de la explicación del origen de la crisis económica: "Pero...¿cómo pueden hacer eso? ¿es que no saben que tiene consecuencias? ¿cómo pueden hacerlo sabiéndolo?". Se mostraba algo incrédula ante las evidencias mostradas. No me extraña, porque parte de su enseñanza en valores proviene de superproducciones cinematográficas de Hollywood que hemos visto desde muy pequeños en las que:
1. Siempre ganan los buenos que, por cierto, casi siempre son hombres, blancos y norteamericanos (Ejemplo: Indiana Jones);
2. La protagonista encuentra al príncipe azul, se casa con él, son felices por siempre y no dejan de comer perdices (todo ello sin dar palo al agua). A veces, encuentra un vampiro y un hombre lobo y debe elegir entre ambos. Todo el mundo sabe a qué me refiero con esto...¿si?
3. La mayor preocupación de los protagonistas en las teleseries infantiles es ligar o cantar (Hannah Montana, Jonas Brothers) y no tienen ningún tipo de preocupación social que vaya más allá de ciertos signos caritativos.
4. Siempre triunfan la familia convencional (padre y madre casados con varios hijos) y el "amor".
5.Existen super-heroes que salvarán al mundo en caso de catástrofe mundial (Superman, Spiderman, el Capitán América, los cuatro fantásticos...) y la mayoría son norteamericanos.
6. Si una mujer se divorcia, no tiene novio/a o no se va a casar será una desgraciada toda su vida. Si no tiene hijos, nunca se realizará.
7. Si un hombre se divorcia, no tiene novia o no se va a casar es que no está lo suficientemente maduro para hacerlo...hay que darle su tiempo. Acabará encontrando a la mujer ideal, la del punto 6, y tendrá una bella familia con ella.
8. No hay puntos medios: o buenos, o malos.

Y aunque nos han contado que las películas son ficción, no dejamos de esperar un final de estas películas, no dejamos de pensar que hay buenos y malos, que somos los buenos y que ganaremos.

Por supuesto, hay otro tipo de cine, pero no es publicitado, no es doblado, no es emitido o, directamente, no nos interesa porque preferimos vivir en un Matrix descafeinado que en nuestra realidad. Esto es:
1. Según la revista Monocle Copenhague es la mejor ciudad para vivir en el mundo. Allí se está celebrando la cumbre del clima. En un final de Hollywood, se llegaría a un acuerdo, gracias a algún heroe norteamericano, y el planeta se salvaría. En la realidad, las negociaciones están bloqueadas porque Estados Unidos no negocia, impone, desde que ha comenzado la reunión; la Unión Europea es incapaz de dar un paso y comprometerse a aumentar su objetivo de reducción del 20 al 30%. Y ello a pesar de que sería necesario un 40%. Ni siquiera las lagrimas en el plenario del Primer Ministro de la isla de Tuvalu parecen haber impresionado a los representantes de los países ricos. La ONU admite la posibilidad de fracaso del diálogo contra el calentamiento.
2. En un final de película "hollywoodiense" la protagonista encuentra al príncipe azul. En la realidad no es azul, sino de muchos colores, igual que ella y tiene buenos y malos días y, por desgracia, hay ocasiones en que el príncipe se transforma en diablo y le quita la vida a la princesa. En otros casos, acaba en un prostíbulo. En los mejores, se recurre a la separación cuando la cosa no funciona. Eso sí, hay matrimonios que duran toda la vida, lo que no es garantía de nada.
3. En un final "peliguay" hay perdices por siempre jamás. En nuestro final, probablemente, se extingan en unos años. Algunos de los protagonistas sufrirán el problema del desempleo y no habrá perdices, sino papas con huevo o un buen cocidito que no está nada mal ¿eh?
4. La familia convencional también está en extinción. Por tipo de ruptura matrimonial, en 2008, en España se produjeron 8.761 separaciones y 110.036 divorcios (INE), menos que en 2007 a causa de la crisis económica. Así que cuando se le pida a un niño que dibuje a su familia, no todos incluirán papá, mamá y hermanitos. Habrá quienes dibujen sólo a un papá o a una mamá, quienes se representen a sí mismos con sus dos progenitores de idéntico sexo y quienes dibujen a sus hermanos, su madre, su padre, a la nueva mujer de éste y a la nueva pareja de aquélla, junto con los hijos de ambos. Y en el colegio ya no será un bicho raro.
5. Los superheroes no existen. Bueno, según Ariadna Puello, sí. Dejo este tema, "políticamente incorrecto":


6. Lo más normal del mundo es que una mujer o un hombre tengan más de una pareja a lo largo de su vida y que cada relación sea más o menos satisfactoria hasta que termine.

Por último, estamos rodeados de colores, de grises, de matices. El mundo no es blanco y negro. Podemos ser profundos, llenos de complejidades que no entendemos ni nosotros mismos. También podemos quedarnos en la superficie, podemos creer que siempre seremos de color rosa o azul...

lunes, 14 de diciembre de 2009

Requiem


Cada vez que se muere una persona querida pienso todas las buenas canciones que dejará de escuchar, los buenos momentos que se perderá, las reuniones en las que no estará. Pienso que, para mí, todo tenía más sentido sin su ausencia porque podía compartir con alguien más. Hace un año, cuando murió mi querida tía, hermana de mi madre, no esperaba que su recuerdo fuera permanente. Incluso, a veces, me llega el olor a su colonia, su risa, su voz. Siento que me felicita el día de mi cumpleaños y que volverá a felicitarme esta Navidad. Mi tía siempre me regalaba algo por mi cumple, mi santo y para reyes. Y yo siempre le traía algún souvenir de mis viajes o le enviaba una postal con un “te quiero” y besos que solían llegar después que yo.

Ella ya no está y no podrá saber nunca más que el mundo se asfixia, que este sistema productivo, en el que se han logrado los mayores progresos tecnológicos, médicos, energéticos, científicos, está gobernado por personas que son incapaces de hacer nada para parar la destrucción de las condiciones de habitabilidad del planeta Tierra. A mi tía le asustaría el cambio climático. Ella veía España directo y tenía miedo de casi todo. Era una mujer que confiaba en los dirigentes políticos. Me alegra que no se entere de que la cobardía de esos dirigentes va a mandar muchas de las posibilidades que podrían tener las generaciones futuras al cubo de la basura reciclable. A ella no le pilló la crisis, no pudo decirme por teléfono: “Carmen, ¡qué mal están las cosas!”. Tampoco se compadecerá de la valiente Aminatou Haidar que, igual que Ghandi, está poniendo en jaque a los gobiernos marroquí y español con su lucha pacífica.
Mi tía ya no puede hacer nada al respecto. Tú y yo seguimos vivos ¿Qué vamos a hacer? ¿Esperar a morirnos?