Mientras que dos terceras partes de la humanidad sufren una privación de derechos humanos como la alimentación, la vivienda o el empleo, las clases medias del mundo tienen graves problemas para controlar su gasto. El consumo se ha convertido en una adicción más de la que, a veces, no somos muy conscientes. Probad a dejar de visitar una gran superficie (Hipercor, Carrefour, Lidl, Alcampo, etc.) durante, al menos, tres meses. La mayor parte de los que se sometan a esta prueba experimentarán una falta de aire en sus pulmones cuando el cuerpo y la mente les pidan visitar las catedrales del consumo. Desde los medios de comunicación de masas nos convierten en seres insatisfechos que necesitan llenar las alacenas de lejías, magdalenas, latas de conservas y congelados. Los niños y niñas que asisten a este comportamiento, muchas veces compulsivo, aprenden a competir por el gasto y no es raro encontrar a un tierno infante chillando no por la primera golosina, que su progenitor ha comprado gustosamente, sino por la segunda, que le ha sido denegada.
STOP al consumismo. Y probad, probad...a estar tres meses sin visitar una gran superficie comercial. Ya me contareis qué se siente...
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